De tu clase obrera,
bebe mi voz todos los días.
Miro atrás, enmiendo tus sinsabores;
piezas del puzzle maltrecho
de mis veintiún gramos.
Tus manos, tu esfuerzo.
Dónde te faltó:
pongo caricias.
Dónde te sobró:
sosiego.
Dueño de las llaves.
Con razones digo NO.
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